Miraba tu rostro en las nubes
Flotando como alma de inocentes sueños
¿Cuántas de tus sonrisas te engendraron mis manos?
¿Cuántos de tus anhelos te concibieron mis besos?
Ingenuo temblé con tu mirada,
Cubierto con tu niebla de ensueño
Que trastoca mi sombra en tu lecho
Procreando la luz entre las sábanas
Son eternos los silencios del crepúsculo
Contemplando nuestros nombres sin vestido
Invisibles seremos en la noche
Cuando solo se escuchen nuestras almas
Miraba tu rostro, con dulzura
Como adivinando el amor entre tus ansias
Cubierto de luz entre mis manos
Equivocando la caricia en tu vientre
Inocentes mis ojos se cerraron
Aquietando mis deseos en tu pecho
Oficiando ceremonias en tus senos
Hasta alcanzar la salvación en tus entrañas
Inmortales mis besos sucumbieron
En tu saliva redentora, emancipada
Que ha abierto la flor de los deseos
Convirtiendo tu aroma en dulce espasmo