Cuando bellas letras bañan la realidad,
una aureola mágica la envuelve,
en una espiral ascendente de frases,
que en los dulces pensamientos, se disuelve.
Leyendo algunos textos peculiares,
viaja a los oídos una armónica cadencia,
las mentes proyectan las imágenes,
y los latidos del corazón son su audiencia.
Rescatando los recuerdos de la antigüedad,
con un lenguaje propio de ser digno,
nadan en el mar de la eternidad.
Escribiendo mensajes, que el yo, añora,
que aterrizan en el nido de las emociones,
las caras sonríen, se sorprenden o lloran.
Embelleciendo los detalles sin importancia,
con figuras retóricas reales,
les permite ascender a la relevancia.
¿Será eso poesía?
¿Y sino, qué es poesía?
José Antonio Artés