Anagracia

NOCTURNO

Silencio de luna y flor.

Atardece; un farol.

 

La calle mojada y resbaladiza

y coches que se deslizan

 

La  noche, aroma de caramelo.

Desde la casa

 todo llama a intimidad.   

 

Lo que hice,  hecho está.

Lo que no dije, nunca se dirá.

Es un día que acaba

y con él, acabo yo.

 

Quietud de abrazo nocturno.

Quietud del sol que no está.

Mañana será otro día.

Mañana, otra vez será.

 

Mientras el sueño golpea

y  mis ojos se derrumban

entro en rincones nocturnos

misteriosos y  profundos.

 

Y mi alma en su palacio

deambula entre estrellas puras

para encender por si acaso

alguna memoria oculta,

 

que le ayude a la mañana

a disipar esas  nubes

que en el espacio nocturno

se confunden y se funden.