Mi casa se inunda.
Yo cual medusa, reboto confundido
por el fulgor abstracto de este acuario, íntimo e inasible.
Esta, mi habitación horrible,
se encuentra destruida:
monstruo marino
que gris y herido,
se hunde lentamente hacia la nada.
Graniza.
Y mi casa a trompicones se desgaja.
El miedo es general y la preocupación arrasa.
El árbol que se tambalea afuera, es una guadaña enorme que nos amenaza.
Congestionado, el silencio de Dios
se apaga;
tránsito diluvial,
el agua una culebra que del cerro baja ahogada.
Y me acuerdo, a caso porque llueve,
que Abigael lloraba,
y porque no es pérdida total mi casa.
En silencio mi corazón se estremece:
alguien, seguro, bajo la lluvia muere,
mientras \"viene y va la ciudad lavando su arpa\".
Septiembre 17, 2021