Ya nadie ama sin móvil,
tercera nota de un marcapasos.
En las ciudades del espíritu
cuerpo y ojo
pureza rítmica del verbo,
son esculpidos por la danza.
Aunque el beso, todavía borroso,
enturbiase amapolas,
gravedad enjaulada del fuego
y separara a la palabra
de su destino.
Alma arrancada de raíz
sonido blanco del oro.
Silencio impune,
espejo que da la hora
sobre una quietud prohibida.