¿En dónde estás mi Origen?
Tú que te arrancaste un pedacito de ti
para convertirlo en mi Alma…
Quisiera entender ahora,
si fue por amor, por castigo
o mi propio error, que voy
errante en el exilio de la existencia,
entre un incesante devenir
de aconteceres llamados Vida…
Aquí, en donde nada perdura
y todo al final se olvida…
Aquí en donde lo aparente
pasa como realidad, y la realidad
se vuelve indiferente…
Aquí, donde es necesaria
la hermosura de la Ilusión
y el culto a la esperanza,
para conjurar al dolor,
para disimular la añoranza…
Lejana Siedad,
dueña de mi única verdad,
permite que tu certeza
haga de mí su presa,
y cumpliré así una feliz sentencia,
obrando al margen de la excelencia…
¿De que sirve la libertad
que se ata a la inmundicia?
Bendita sea tu justicia
y sea aún más tu piedad.