A punto estuve de escribirle...
Contagiaba alegría
con sus mensajes que eran chispas de luz.
El temor a una falta de respuesta
me detenía.
Habían transcurrido cincuenta y ocho años
de aquel hermoso despertar al amor.
Día tras día iba postergando
mi deseo de querer volver al pasado
mediante un contacto con ella.
Allá lejos, cuando terminó nuestra relación,
no fue ese nuestro deseo;
cuestiones ajenas y muy influyentes
nos impidieron continuar adelante...
Éramos muy jóvenes.
El dos de febrero de este año
enmudeció su página.
Al no saber nada de ella, continuaba esperando
el regreso de sus alentadoras notas.
Ya había decidido hacerle llegar mis noticias,
pero lamentablemente era muy tarde.
Aún hoy sigo buscando sus huellas,
más parece que definitivamente se han perdido...
y lo que es más triste
es que ahora sé que, verdaderamente,
se han perdido para siempre.
Jorge Horacio Richino
18/09/2021