Leonardo Gayosso

Sobre los poetas

Los poetas somos seres atípicos
Un nefasto capricho de la naturaleza.  y de la sociedad

Somos un lastre inevitable que reconforta, a veces si, a veces no
Cansando hasta el hartazgo las palabras bonitas y rebuscadas que pocos entenderán

Pretendemos ser inmortales inocentes magullados por el paso de mil amores imposibles

¿Acaso un poeta aporta algo más que rememorar y recitar sus versos sobre flores, desgracias y pasiones froidianas?

-El tiempo y la sociedad han modificado la lengua, el pensamiento, su modo de comer, de comportarse e incluso su modo ideal de hacer el amor.
El poeta, autoimpuesto de manera casi inmediata a retratar a viva voz la maravilla de la palabra con ritmo-.

Somos vigías del narcisismo colectivo negado a soltarse
Custodios de un regalo apoteósico que nos maldice como caja de Pandora
En musicales lúgubres que atormentan con pesadillas diurnas la obviedad de nuestro oficio sin beneficio -un aplauso es nuestra paga- sin guirnaldas,sin las llaves de la ciudad, sin llaves porque no tenemos lugar seguro donde dormir, sin ciudad por trotamundos íntimos del laberinto neural que habita nuestro ego, tímido y valiente según la ocasión y la persona lo amerite

-Nadie va por la vida pidiendo que le den de comer libertad, algodones con su rostro en el firmamento bajo el baile enervante de los candiles a medianoche- , -Uno pide monedas para comer hoy y quizás mañana, un empleo agotador para intercambiar años de vida por un par de zapatos de moda, viajes de ensueño que presumir y una pareja que te abrace todas las noches antes de hacer el amor o dormir-.

Los poetas por naturaleza somos solitarios, taciturnos, los hay parlanchines y otros estafan con el verbo para tener la vida que desea el populacho

¿Acaso los poetas sirven para otra cosa que no sea rememorar sus odas, sonetos y amoríos resquebrajados ante el rechazo por que no tenían en que caerse muertos?

Somos poetas porque no sabemos hacer otra cosa sino cantar a Hécate la dicha y la desgracia de un príncipe que busca venganza, la ira de un Dios benevolente y vengativo que con un dedo te aniquila y al día siguiente te trae la luz del saber en una bóveda de un pasado peor que el anterior pero que añoramos con recelo

Somos poetas por saber rimar, conjugar verbos, escribir canciones y embriagarnos hasta el alba por gusto o por despecho, Dionisio nos aplaude con risa malévola, mientras Apolo prepara sus flechas malditas para orillarnos hasta la locura por una o varias musas que al final darán mordida de quimera y nos dejaran sólidos cual medusa

Somos poetas porque no tenemos remedio, no hay cura que salve a la humanidad de estos tristes hombre y mujeres que con la puritita palabra escrita o recitada hará menos pesada su estadía limitada por la Gaia

El poeta es cobarde, pues no asume su realidad, se refugia entre el cobijo gélido de los muertos.
El poeta es valiente por hablar con el corazón en la mano, aunque no tenga corazón que dar ni mano que lo sostenga

Se mueren de ganas y de hambre, se mueren de viejos y de jóvenes, viven bohemios, viven estoicos, en hogares ejemplares o en los peores bares

Somos tinieblas y lucero del alba, somos carne y hueso, más de huesos porque no alcanza para carne y nuestro aspecto cadavérico exhibe nuestra falta de amor propio pero sabemos hablar muy bien de el y como hacerlo

Sabios helenizados con helio en los zapatos si hay mucha estima.
Locos marginados con plomo en los hombros si hay miradas acusatorias y risas no fingidas

Al final, somos y seremos poetas.