Salí del frío la mañana que descubrí tu mirada
tus manos quemantes puestos a mis costados
mi sexo primaveral develo la sombra del tuyo
la nostalgia efímera se instaló en mi para siempre,
aun hoy no logró reconocerme,
mi sangre fluyente se mantiene congelada.
He dado paso a la noche, me ha abrazado
y yo en ella me reconforto, me acuesto
y duermo un sueño que pareciera eterno
por la espera de una mirada que me posea y me de vida.