Leonardo Gayosso

Noir

Te veo partir de París
Dejando en llamas la llamada de nuestro vuelo con el duelo sabor a anís.

Un halcón ebrio se posa sobre las rocas
Talladas de tentación y admiración de devotas viudas con mucho verde en el corazón

Locas y despechadas, salvadlas y amadlas,
Compadecete de sus almas
Comprende su suerte echada

Si el misterio de su duelo es un paraíso costero de cocoteros y morenos con mostacho bailando ritmos caribeños

Bailando con trompetas tras bambalinas trazan sambas y siluetas de andinas concubinas, indignas pero fidedignas

Dispersan pecado bajo sus ajuares, a mares empapados de culpa por fortunas hechas con males

Humo y labiales filtrados con medias elegantes y sedanes que sedan el sendero de sus pesares con un final al horizonte lleno de espectaculares.