Adolescencia.
Hay una edad donde a falta de dolor de verdad, lloramos lágrimas de azúcar
Donde la risa es rápida como el amor entre la piel atrapado.
Quisiera regresar a esos tiempos donde fui un hombre para una mujer
Donde fui hambre para la carne
Lumbre al fuego
Lubrica de mi tacto en una piel
La lengua del deseo.
Y el orificio más pequeño en el corazón, reabre la herida
La canción tan conocida, tan hermosa y efímera
Algunos sufrimos el destino del goloso…
Morir de a poco y disfrutar sin medida.
El momento donde nació el hábito de acompañar a la madrugada…
Húmeda obscuridad adherida a las demás luces pérdidas,
Y el hábito de seguir el camino
De vómito de mariposas muertas
La fragancia de la vida.
Donde la Inconsciencia dopa y adormece la punta de los dedos
Y los cartílagos dulces de leche aún, se encojen y se estiran
Y todo lo puedes entonces y todo es sueño y tiempo desparramado
Mi madre y la tuya... y Dalí llorando blando en una esquina.
Ese momento…sí… ¡ése!
No lo disfrutes… ¡No! …No, tanto
Pues luego, ya viejo y acabado
Te da por la adicción a los recuerdos…
El último bocado dulce nauseabundo que se me acabó tan rápido…
Y que me hace llorar cada noche.