Sólo se perfuma de noche,
cuando la luna está muy alta
y el rumor de la brisa la envuelve.
Sólo se pone sus zapatos más hermosos,
cuando la noche la abandona, y hacen
más ruido sus entrañas.
Desde los maizales, la brisa aún corre
fresca, como si brotara de manantiales
o de algún río.
Sus pisadas entre los cañaverales,
raptan su infancia, tigre arrinconado,
lejos de su casa.
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