UN DEVENIR DE SERES
Y así la vida intenta,
burlar al tiempo su delirio,
en un mar de airadas olas,
que vapulean sin compasión,
a viejos, jóvenes y niños.
Poblada está la vida,
de atardeceres rojos,
de esclavos y caudillos.
Y en ese devenir de amaneceres,
va curtiéndose el hábito y el mito,
se ha levantado el veto,
al sueño que se fue cuál fugitivo,
y vuelve a golpear la claridad,
para que se recuerde lo concreto,
en un acontecer de sacrificios,
en un huracán de almas y de seres.
Y así comienza el día,
inescrutable e íntimo,
de barbaries preñado,
o de placeres míticos,
que imprevisibles son,
melodías o gritos,
y en un anochecer,
se va limando el filo.
Noches de carnaval y de verbena,
de amoríos fugitivos,
de cánticos y voces que se alteran,
forjada está la carne,
de sensaciones nuevas,
o como el tiempo viejas,
nuevas auroras nacen en la vorágine,
viejos sueños se acunan y se acuestan.
No canta el ruiseñor pues se ha dormido,
mientras late el amor,
que vuelve al estribillo,
torna y retorna incansable,
se ha completado el círculo,
que se vuelve a romper con el olvido.
Ya solo canta el tiempo,
machacón y opresivo.
Que no calle la voz de los sin voz,
que siempre sean oídos.
Angel L. Perez ®
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21/09/2021