En un barco de papel va el marinero en calma,
va remando en su imaginario dos remos lleva.
Él siente que la tempestad está en su alma.
Suspira y su imaginación, es un mar de leva.
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Anclado a su barco sube y baja; y hay dolor.
No hay tiempo para miedos él solo delibera.
No le afecta mucho el mar y sí su gran amor.
Se debate en silencio, sólo con los debiera.
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Las olas vienen y van, se encrespa ese mar
y va soltando sus gritos, rabias y tormentos.
El cielo hace con su mar alianzas para cantar.
Nada de compromisos son solo momentos…
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Marinero, tú no sabes ni de mar ni de amores.
Apenado volverás a estar si rompes la alianza.
Ella aún espera, y seguro no guardará rencores.
Pero, si no llegas pronto al mar, habrá venganza.
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Por favor, adelanta los remos no tienes excusas.
Es Sirena y conoce los secretos del mar de leva.
Ella sabrá que, a verla de nuevo, tu no rehúsas,
pero, la dejarás, aunque tú alma lágrimas llueva.
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¡La fogosidad verdadera no reconoce diferencias,
y entre Marino y Sirena, siempre hay indulgencias!