A qué saben tus labios
cuando cierras tus ojos
y se posan
como besando una rosa,
libando el néctar de tu boca.
Cómo lucen tus ojos
cuando se pierden extasiados
en el profundo océano
de una mirada ensoñada
que busca en la inmensidad,
en la vastedad del alma.
A qué sabe tu piel,
de hierba recién mojada,
a qué sabe tu pecho,
sutil rocío del alba,
tu vientre, tierra fecunda,
fuente eterna de miel cuajada.
Dime,
a qué sabe
un café contigo
un domingo por la tarde,
o un día de otoño,
caminando por la calle,
pisando las hojas secas,
jugando a que no nos ve nadie.
Mujer de luna,
dime a qué saben
tus labios de madrugada
cuando deseo besarlos,
abrazado a mi almohada,
soñando con lograrlo un día,
mujer prohibida,
mi bien amada.
-. PaR
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21092021