Se va apagando el sendero
la rótula discierne su camino angosto
echo a andar las férulas del miedo
el temblor del enano y la canción
de la última fábula; echo a rodar
castigos con énfasis, látigos amantes
que suplen sus hermosas guedejas.
Y mi cuerpo se transforma en un abanico
de posibilidades; lamo las heridas
del perro, el huerto honrado que esculpió
mi padre, lo aprieto contra mis brazos,
mi padre, progenitor de humo.
Y canto desnudo el amor de los parias,
sus vidas disolutas son mis vidas descartadas,
mi vida sin patria ni origen, mi vida
echando humo con un cigarro en la mano.
Se va apagando el sendero, y yo ilumino
lo ilimitado con el traje de mi mente-.
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