Dejemos que la verdad aflore
es cierto que el sinsabor
siempre, siempre está latente.
De lo amargo del presente
y que no todo son flores.
Dejá que sufra
o llore
o me muera de dolor.
Pero dejá ¡por favor!
salir tu fuego creciente
quiero ver lo que se siente
rompé, ¡dale! esa coraza
que me que me aturde
que me aplasta
que me punza el corazón.
Si estuve, yo, sin pasión
no fué por nada, querida,
solo no tuve ocasión
de darme cuenta de esto
pues estuve casi preso
y acorralado en la vida
una sensación de asfixia
que me encima
que me priva
que me anula la emoción.
¿ Vos creistes que quiero a otra
y que hay pique en mi carnada
o que escondo alguna espada?
¿que mi vida es una broma
y que todo lo que asoma
es un sol que festejar?
Sabes, creíste muy mal
equivocaste mi mundo
es verdad que me confundo
y a veces cuando el río crece
yo más rápido me hundo
en el lodo más profundo
de mi desesperación.
He buscado tantas vueltas
de equilibrios que no tengo
y si apenas me sostengo
por el mal que en estos días
hace al hombre mas enfermo
más ajeno todavía
es que chumbo los tranvías
del horrendo capital.
Si vieras como veo, yo, la vida
sintiendo pesar los años
sin sentarme en la partida
de los que juegan por algo;
quizá, quizá,
digo, entenderías
de una vez y para siempre
que no es cuestíon de otras pieles
ni de amoríos
ni sangre
ni fríos ni pocas mieles
ahuyentando la pasión.
Es tan solo una visión
global mirada de un modo
que lo distorsiona todo
y que todo se lo lleva
que te deja el alma enferma
livianita como pluma
porque al fin todo se suma
y te dicta la condena:
Sin trabajo solo hay penas
y ni tiempo para amor.