Me escucho, como loco en el aire
Inevitable, encarnándome a mí mismo
En mis sueños y artes, en mis luchas constantes
Me percibo, como aguja en la carne
Que recuerda tormentas,
Ideales precisos
Utopías privadas
Me escucho, como sueño ineludible
En la nueva prole que yo no he parido
Donde sucumbe mi abrazo y se agita el latido
Y mi ojo está alerta ante anhelos cautivos
Extendiendo mi mano,
Entregando mi aliento
Me escucho, como quietud insolente
Atormentado el olvido
Mi pensamiento comprometido
Mi cerebro despierto
Mi plegaria un grito de rebeldía
Ante el suicido del intelecto
Por la desidia y el hastío
Me escucho, como deseo inconstante
Ante la razón y el fastidio
Despertando atrevido ante la futilidad de la vida
Castigando omisiones
Asesinando adicciones
Reemplazando miradas
Renovando entrañas
Me escucho, existo
Ya no mido los sueños. Ni evitó la noche
Ya no lloro pasados. Ni acaricio imposibles
Ya no arrullo fantasmas. Ni justificó pisadas
Solo me escucho y existo
Riendo si fracaso
Riendo si conquisto