Elizabeth Maldonado Manzanero

Interminable

He pasado de nuevo, por la angosta calle del placer

y que en tu compañía se me hizo eterno el día.

La vereda se estrechó en el páramo de un beso

mis pasos vociferan hoy, la distancia de los tuyos,

mi risa evaporada en la ausencia de sonido;

acentúa la melancolía, pero mi mente no ha acunado

ni abriría jamás las puertas del olvido.

Flota entre mis miradas bulliciosas el eco de un te amo

que siempre, aunque tus labios no lo pronuncien

se repetirá en mi historia como eco perenne,

de los días vividos y agitaran mis pensamientos

que marchitos, se refrescaran con el recuerdo

de un millar de besos que mi pecho portara como rosario

para los días más oscuros que no me iluminen tus ojos.