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La felicidad flota

  Es difícil saber que hacer, cuando existe mucha felicidad. Con la tristeza hay algo ahí para frotarse, una herida que atender con la loción y el paño. Cuando el mundo cae a nuestro alrededor, tenemos piezas que recoger, algo que sostener en nuestras manos, como monedas de cambio. Pero la felicidad flota. No necesita nada para mantenerla cerca. La felicidad suele aterrizar en el tejado de la casa de al lado, y desaparece cuando quiere. Somos felices, incluso sabiendo que una vez vivimos en una casa apacible, y ahora lo hacemos en una cantera llena de ruidos y polvo.