¿ Solamente me quieres cuando estoy bien?
Hola querida, disculpa, me he demorado
porque había tanta gente en la clínica,
que me atendió el médico
dos horas después de mi turno acordado.
¿Hago tiempo para darme una ducha?
No me la doy ahora, entonces.
¿Ya está el almuerzo?
No me contestes así...
Tienes razón, cómo no va a estar...
ya son las dos y media de la tarde.
Me lavo las manos y vuelvo.
No, en realidad no tengo
tanto apetito...
pero sí, algo comeré...
Te noto malhumorada,
¿ a qué se debe?
No puedo creer lo que me dices.
No llego de una fiesta.
He ido al médico y me he demorado,
ya te lo dije.
Es la primera vez que me dices eso.
Entonces, lo hubieses hecho.
Toda la vida me has esperado...
Lo que pasa es que hoy
ha sido un día muy especial.
Tuve que ir al médico sí o sí.
He estado cancelando
desde hace dos meses mi visita.
Por haber sido un irresponsable
de mi salud.
Recuerdo que me lo sugerías,
no lo hacía, pero ya está,
hoy lo he hecho.
No me recrimines...
pensé que lo primero que
antes que nada,
era preguntarme qué me dijo el médico.
Pero te interesó más recalcarme
mi tardanza. No fue a propósito.
Estás nerviosa, y me estás
poniendo nervioso a mí también.
¡Este es uno de los motivos de mi enfermedad!
¡Tensiones, disgustos, discusiones, broncas...!
¡Y tengo mi columna hecha un desastre...!
Sé que no eres la culpable.
Pero al menos podrías darme
un poco más de tranquilidad.
¡Cálmate y me calmaré...!
Me ha recetado unas inyecciones antiinflamatorias,
dan más resultado que los comprimidos.
Voy a tener que pedir unos días
no laborables en la oficina.
Ya me ha extendido el certificado.
Estaré en casa. Y por unos días
no he de llegar tarde.
Así que de paso, tendrás
que tolerar mi presencia
durante varios días...
¡No estoy hablando macanas!
¡Tú eres la que me hace
decir palabras que no debo!
Nada te viene bien, nada te cae bien...
¿Qué debo hacer?
¿Encerrarme en casa todo el día
y no ir a trabajar?
¿O estar todo el día fuera
y no regresar a casa?
¡No me enloquezcas...!
¡Sí, ahora soy yo
el que está nervioso,
pero es gracias a tu mano...!
¡No me hagas alterar!
¿ O es que tienes urgencia
de que me operen
para estar todo el día atendiéndome...? ¡Atendiéndome...!
Estarás más tranquila
cuando no estoy en casa...
tienes la libertad de hacer
lo que te plazca.
¡Ya sé que no haces nada indecente...!
de eso estoy seguro,
pero a ti no hay pastito
que te venga bien...
si estoy, porque estoy,
si me voy, porque no estoy...
no vivimos del aire, y tengo que trabajar...
al menos puedes mirar novelitas baratas,
y jugar a las cartas con tus amigas...
No es un reproche,
solo es un comentario.
Hace muy poco tiempo
notaba en ti más dedicación,
más complacencia en todo,
ahora que no ando bien de salud,
pareces cambiada, te noto cambiada...
¿Solamente me quieres cuando estoy bien?
Prometiste cuidarme cuando estuviese enfermo.
Amarme en la pobreza y en la riqueza...
Riqueza...¿ dónde está la riqueza?
La monetaria no existe.
Pero sí la del alma...
Deseo besarte, ¿quisieras hacerlo?
Entonces, hagámoslo...
en una de esas no necesito
llegar a la operación...
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 11/03/2013)