Me dejo llevar por un compás empinado agónico
de rostros, risas, sentimientos en sucesión
y en una incertidumbre parásita me acerco,
quiero saber a dónde va mi aureola, lamo todo,
me acurruco, a ver si me llega un eco para mascar
y empapar de efluvios ciertos el camino que vago sola.
Constancias serenas, rígidas y turbulentas
hicieron eclosión en mi juventud, se sumergieron
y ahora vibran adquiriendo tonalidades maravillosas
las recojo como un tesoro, me dan ánimo
son invisibles a los demás pero están allí
sin descanso desprenden aromas recelosos,
intento no se descubra mi fragilidad ingenua.
Imágenes de colores fúlgidos emiten ondas,
tropiezo con ellas, son tertulias que me acompañan
con mis circunstancias y mis aventuras,
ellas van descendiendo a diestra y siniestra,
las rupturas las acomodo para tener una vida feliz
y las plasmo en papiros y fotos adictas al recuerdo.
El eco de mis pasos palpitan, avanzan, arrojan
sueños persistentes que insisto se vayan cumpliendo,
desengancho las indignaciones, las excusas, los frenos,
debo ostentar mi transformada aureola ya amoratada,
por esperar como tonta en el camino una emanación
de plácidos espacios junto a una señal del cielo
para trepar por mis miedos y excitar mis manos mudas.
¡ EMPEÑO ¡
Lale Neda ©