Viniste ante mí una de esas noches frías,
era invierno y la nieve lucía su blancura.
Pensaba callada: ¿Será que sí me querías?
No obtuve una respuesta todo era locura.
***
Clamando estaba yo porque tu olvido,
se volviera realidad y poder en libertad,
librarme del yugo en el que he vivido.
Antes te absolvía y lo hacía por piedad.
***
Pensaba en los que se van sin perdón.
Me imaginé en la tortura del desamor;
Creo que no sería yo capaz de traición,
menos aún, sabiendo que no hay amor.
***
Y es que un amante alegre y enamorado,
no anda mirando y cortejando a los lados
y camina del brazo de su amada colgado.
Mucho menos, juega el amor a los dados.
***
¡El hombre enamorado luce sonrisa gozosa,
¡y al mirar a su amada la ve como una Diosa!