Raiza N. Jiménez E.

Entre Dudas.-

Viniste ante mí una de esas noches frías,

era invierno y la nieve lucía su blancura.

Pensaba callada: ¿Será que sí me querías?

No obtuve una respuesta todo era locura.

***

Clamando estaba yo porque tu olvido,

se volviera realidad y poder en libertad,

librarme del yugo en el que he vivido.

Antes te absolvía y lo hacía por piedad.

***

Pensaba en los que se van sin perdón.

Me imaginé en la tortura del desamor;

Creo que no sería yo capaz de traición,

menos aún, sabiendo que no hay amor.

***

Y es que un amante alegre y enamorado,

no anda mirando y cortejando a los lados

y camina del brazo de su amada colgado.

Mucho menos, juega el amor a los dados.

***

¡El hombre enamorado luce sonrisa gozosa,

¡y al mirar a su amada la ve como una Diosa!