AMOR VIAJERO
Se desató la tormenta,
y callaron los gorriones,
ya solo quedan los ecos,
y van subiendo la cuesta,
los caminantes auténticos,
que van dejando jalones,
para los demás que vengan,
para quien rompa el silencio.
Ha reverdecido el huerto,
que agostado se quedó,
y ha cantado el ruiseñor,
mientras le azotaba el aire,
ha vuelto a nublarse el Sol,
y la tierra va mojándose,
y se arropa el corazón,
con más sentidos ropajes.
La voz acude al desaire,
y se arrima a la razón,
para que no se desate,
la ira y la cerrazón,
y así, nace la canción,
que habla de amor y pesares,
no se rinde al corazón,
con letanías solo de aire.
El tiempo no oxida al verso,
que luce su lozanía,
como recién alumbrado,
ni la herrumbre ni el verdín,
su esencia encubren ni evitan,
pues como el junco soporta,
la tormenta más altiva,
siempre constante a su fin.
Se desarboló el velero,
se rompieron las cuadernas,
la mar su casco agrietó,
con la fuerza de un titán,
y enloquecido el timón,
giró como una veleta,
por la furia del tifón,
que mostró el rostro más fiero.
Siguió su marcha el viajero,
con pasos acompasados,
al ritmo de sus latidos,
al bombeo del corazón,
y en cada paso que dio,
dejó su impronta y su sello,
plasmó sus sueños sentidos,
dejando un sutil reguero.
Amor que siendo viajero,
morada hace en su camino,
en cada oscuro rincón,
en cada árbol del sendero.
Angel L. Perez ®
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25/09/2021