Siempre he de estar a tu lado
como guardián de tu piel,
como ese amante, mujer,
que está atento a tus reclamos;
seré sombra de tus pasos,
esa dulzura que fue
el recuerdo que aún es
el más divino regalo;
esos instantes eternos
que te hicieron tan feliz
con el sabor de sus besos;
siempre serás para mí
los misterios de ese cuerpo
que me ha enseñado a vivir...