¡Tú, manantial del gozo anhelado!
Que riegas los campos de alegría,
cuando se recoge el fruto ansiado,
hijo del tiempo y la valentía.
¡Tú, manantial del dolor!
Donde fluyen las gotas de amargura,
que los corazones parten en dos,
y en las mentes perduran.
¡Tú, manantial de la impotencia!
Donde nadan las inmundicias,
donde la mente evita su presencia,
harta de soportar injusticias.
¡Tú, lágrima y mensaje!
que las conciencias expiden,
envuelta en un pequeño oleaje,
que los sensibles mares conciben.
José Antonio Artés