Cuando hastiado y harto de todo,
cansado de una vida mal vivida,
perdida la fe, la ilusión y la esperanza,
se toma en solitario
la terrible decisión de terminar,
y en ese contexto,
en los instantes previos,
al meditar sobre la decisión a tomar,
deriva en la siguiente reflexión:
que el suicidio no es más que la valentía de un cobarde,
o la cobardía de un valiente.
Que un camino es la vida.
que a veces se pierde uno en ese camino
y es muy duro caminarlo solo,
sin nadie a quien querer y que te quiera al lado.
Tras el acto,
Un cisne blanco ajeno al suceso,
se desliza majestuoso
por las cristalinas aguas del lago,
entre nenúfares,
que a modo de floral comitiva,
le acompañan en su paseo.
Y el cielo azul aparecerá tras la tormenta.
La primavera sucederá al invierno.
Rebrotarán las flores.
Los tulipanes volverán a florecer en los jardines de Holanda.
El gato amamantará a sus crías.
Las perseidas, lluvia de estrellas, aparecerán en el cielo las noches de agosto.
La noria del parque de atracciones seguirá girando y girando.
De las minas seguirán extrayendo el carbón
y de los pozos el petróleo.
Y todo seguirá igual,
exactamente igual que cuando antes.
Y nadie, o casi nadie, echará a faltar, probablemente, al suicida.
Y cuando llegue allá arriba,
en donde habrán de decidir si se queda
o se ha de ir abajo,
tal vez Alguien le haga una pregunta,
una sola pregunta,
y según lo que responda,
le dejaran entrar
o le mandarán abajo
josecarlosbalague
25/9/2021