Te estoy amando de día
para poblar tus noches,
con luz de cielo y heridas
y con la fe de entonces.
Voy siguiendo tu huella
por caminos y cruces,
que me llevan hacia el río,
donde tus ojos relucen.
Busco tus labios de sangre
para amarte sin reproche,
bajo un manto de estrellas
que tus muslos no esconde.
Te estoy amando de día
sin agua y sin horizonte,
perdido entre azulejos
que destellan tu nombre.