Somos un juego
donde cada quien
apuesta a un te quiero.
Pero a diferencia de perder
o ganar el haber luchado
desparecerá para no regresar.
Porque no pudo desbocar
un amor que bajo riendas
y traición desafió a un hoy.
Y los cristales se rompieron
en vagos recuerdos
de tu desamor quizás
tus brazos no dieron suficiente
protección porque el destino
salto los ríos que nutrían
nuestro corazón.
Y pronto todo se esfumo
como a las espinas a las rosas
y una simple diversión
aburrió aquel jugador
que no se valió de trampas
solo desdichas ganaba...