Las historias sensuales que he vivido
son del alma tesoro incalculable;
pues con luz celestial inmarchitable
mil placeres de amor me han ofrecido.
Su fulgor de pasión quedó prendido
como broche de fuego inagotable;
con el brillo febril, incuestionable,
que posee un diamante bien pulido.
Fueron ellas las perlas de ilusiones
que dejaron estelas majestuosas;
que ofrecieron divinas bendiciones
con caricias sublimes y gloriosas;
que bordaron perfectos diapasones
en las noches de entregas voluptuosas.
Autor: Aníbal Rodríguez.