No quedarán las hojitas verdes iluminadas por el sol del lugar aquel, dónde no había ruido solo ellos, que dentrel ruido sabían ser silencio y disfrutában la compañía, casi entrado otoño.
Ni sabrá la mujer que hundido en el umbral se ahogó el recuerdo anacrónico de dos que se confundieron con el rojizo sol, como cualquier tarde entre las casitas de colores ya tantas veces revestidas.
Ni sospecharan los vecinos que los dos no volverán juntos, sino solo uno y el otro irá en recuerdos, cómo si caminasen abrazados todavía, unidos por un amor persistente y dolorosamente olvidado... quen su lugar de nacimiento también nacieron un par de gentes, quentre apariciones caminan por las noches ambas almas despojadas de su cándor diurno, volviendo cada día a despejarse de la miseria purgatoria, segundos antes que amanezca y despierten, porque solo una vez libraron irse.
Levitarán entre las cayejuelas sin ser tomados en cuenta por nadie -desde sabe cuál entonces-, hasta los árboles se apresurarán a purificar el aire que espeten sin que hayasen envejecido, sin que estén vivos y los trinos serán absortos a ellos, sin que cambie algún tono siquiera, procurando los perros auyar solo lo suficiente, auyarán lo suficiente.