Entre gente de sentimientos bohemios,
gente malévola de sublime encanto,
me arrepiento decir que he penado tanto
que me encuentro deshonrado de los gremios.
He podido ver la rima temerosa
que se encierra tras la gruta del colegio;
la pista alta que venera en el egregio
la altiva forma y la más frecuente cosa.
Ya me han dicho que me pierda en mis escritos
que no sirven para nada en este mundo;
les respondo muy bragado y moribundo
que en silencio yo erradico mis delitos.
Me llevan dentro en sus mentes abolidas
y no para bien, les recuerdo y aclaro;
de ellos vierte la falacia que descaro
que vuela de nada en historias perdidas.
Me pregunto, les pregunto a los lectores
¿Qué puedo hacer yo para ser más errante,
si en el tiempo pasado hay muchos delante
y en el tiempo futuro hay varios mejores?
No he llorado por disgustos ni temores,
solo en calumnias que matan mis emblemas;
esos se anuncian como algo en mis poemas
y se olvidan de haber sido los peores.
¿Qué opina el mundo en mis letras sin conventos?
que en aromas son el arte cochambroso;
entre muchos vivo tonto y muy dichoso
que los pocos ya murmuran los cimientos.
Me confieso como un loco con estragos
delirando las palabras que me numen:
Entre llantos pienso tanto en mis amagos,
lo que en síntesis el alma me consumen.
Samuel Dixon (Nicaragüense)
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