Porque yo no lo sabía, yo nunca me ofendía.
Un buen día puse cuidado y me asombré…
Cómo me iba ofender si es que yo no sabía,
Pero, el día que lo supe, ese día me enojé.
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¡Quién lo diría que, de mí, unos hablarían!
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Una vez escuché a un hombre sabio decir:
El mal no es hablar de la gente, es farfullar
de un otro y luego tener que amistad fingir.
Era de esperar que alguien saliera a contar.
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¡El ruido de una traición se ha escuchado!
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Si escuchas a una dama que a otro mal pone,
eso suele pasar y no creas que es un cuento.
Hay gente que, por envidia, a otros expone.
Es usual que tornen con un: “Cuanto lo siento”.
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¡Los chismes son un veneno que no se recoge!
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Ayer, más que hoy, las calumnias se castigaban.
Era un denuesto culposo porque desprestigiaba.
Supe que hubo gente que a la cárcel mandaban,
y de un castigo por difamación, nadie escapaba.
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¡De mi abuela a esta parte, a cualquiera se difama,
y lo peor es que, el ofensor, suele cobrar su fama!
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Mateo 12:36
Versículos Conceptos.
\"Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio\".