Breve y aprisa, temible gacela que me alcanza.
Breve volteo de alguien ha quien no conoces.
Instantánea foto, de inmensos roces.
Tu voz a la vez se va cociendo,
A precipitarse en el ir y venir en mí espacio reducido.
Se encuentra como la flor del hibisco.
Frente a mis rachas llenas de alquitrán.
Se encuentra privando el hombro de todo abrazo acalorado.
Frente a un depósito de antojos.
¡A pesar! de colarse en el segundo.
Me navegas hasta agotar.
¡A pesar! que palideces y palpitas y me llenas de edades.
Se oyen y se aproximan los textos.
¡Quédate!
Si eres la misma no me hagas en un despejado privar.
Ciega en mi pecho tu brevedad a plenitud.
¡Quédate!
Así de Breve hasta cansar.
Breve… queriendo ser el aire al que no hieres.
Humberto Velásquez
12:40 a.m.
02-09-2010