Sendero
En la penumbra nocturna
cuando mi alma está indefensa,
te localizo en mi mente
delineando una senda.
Te observo alegre y recuerdo
momentos de fiel placer,
que acompañan mi suplicio
con atenta calidez.
En el camino trazado
encuentro tu bella luz,
y tu delicado tacto
me satisface en virtud.
Fantaseo con tus besos,
me enamoro con tu voz.
¡Eres pasión que florece,
eres instantes de amor!
[...]
De repente, entro en razón:
te disipas con frialdad.
Despierto del sueño utópico
y te tengo que olvidar...
El sosiego de la noche
incrementa lo nefasto:
valida aquella certeza
de no tenerte en mis brazos.
Mauricio Álape
2021-01-26