La creación perfecta
Con el alba se teñía
de la nada una figura,
que la mejor escultura
en sus rasgos se ceñía.
Dieron la luz a sus ojos
dos gotitas de rocío,
los cabellos fueron rojos
mojándolos en el rio.
Se tornaron de oro puro,
puedo jurar y lo juro
relucían más que el sol.
Apreciaba tal belleza
ante tanto resplandor
que no tuve la entereza
de contemplar con firmeza
esa enorme creación.
No existe vocabulario,
ni letra en ningún glosario
que relate la invención
de tan perfecta figura.
La aurora parió ese día
la belleza y la ternura.
También sé que pretendía
clavar en mi corazón
las saetas de Cupido
y vaya si las clavó.