Rafael Escobar

\"IDILIO ETERNO\"

 

 

Aquel amor que despertaste un día

con tu mirada de radiante estela,

lleno de luz, y de fragante aroma,

brilla en el alma con fulgor de estrella.

Siempre recuerda tus divinas risas

cual sinfonía de celeste orquesta

con lindo arpegio que encendió mi sueño,

y te lo juro, por mi madre muerta:

Aquel amor que despertaste un día

brilla en el alma con fulgor de estrella.

 

Entre las rosas del jardín florido

nos dimos todo con febril entrega

y contemplando con fervor el cielo

fuimos los rayos de pasión eterna.

Jamás pudieron eclipsar tus ansias

viejos prejuicios con antiguas reglas

por tus deseos y tu ardor vencidos,

y suspirando con la luna llena

entre las rosas del jardín florido

fuimos los rayos de pasión eterna.

 

Ambos supimos alcanzar la gloria

en esos días de gloriosas fiestas

cuando me dabas  tu impecable cuerpo

con tu ternura de gentil doncella.

Fuimos las aves que volaron siempre

en blancas alas de estelar poema

donde flotaban de ilusión los versos;

pues con la magia de tu fresca esencia

ambos supimos alcanzar la gloria

con tu ternura de gentil doncella.

 

Por eso nunca tu candor olvido

por ser el faro de mis horas negras

que dio su lumbre transparente y pura

con su reflejo de fulgente perla.

Lindas auroras, con un halo regio,

eran tus ojos de mirada tierna

que me ofrecían con su luz divina

el dulce ungüento que curo mis penas;

por eso nunca tu candor olvido

con su reflejo de fulgente perla.

 

Autor: Aníbal Rodríguez.