El destino de un hombre
el destino de una hormiga
El destino de un grano de sal...
Febril mirada presente la que esa niña me lanzó
mientras corría hacia los brazos de su hermanito mayor,
era el silencio hermoso de las cascadas
los torrentes de aguas emposadas y limpias que se mezclaban con la voz de esa niña,
eran los bosques lúgubres y misteriosos llenos de criaturas las que se reflejaban en los ojos de esa niña,
eran los planetas fulgurantes, anónimos que giraban los que se reflejaban en los ojos de esa niña,
y luego empezó a saltar junto a su hermanito
y yo sonreí, y miré hacia ambos lados
y muchas personas adultas querían ser niños de vuelta... Pero no podían,
luego de un equinoccio indeterminado
me fui a caminar a la otra ala del parque
y el silencio cruzaba cada rama, cada piedra,
y el silencio atajaba cada palabra y las llevaba a las moradas angelicales,
y mis recuerdos se mezclaban con mis visiones
por ratos quería llorar, por momentos quería cantar
y solo atinaba a mover la boca de lado
y seguir viviendo