Canta el pájaro en la rama
desde un árbol de castaño
«Yo la quiero, yo la extraño»
y unos versos le declama.
Y cantando atormentado
pensaba en su pajarita
decía: ¡ven Marcelita!,
todavía esperanzado.
Pero ya su pajarita
había alzado su vuelo
lejos, lejos, hasta el cielo
al llegar la mañanita.
Y llorando entristecido
al sentir notable ausencia
lleno con mucha impaciencia
hoy voló dejando el nido.
Y volando fue hasta el cielo
en busca de su adorada
donde estaba reposada
esperando su consuelo.
Y al llegar el pajarito
encontró a su pajarita
junto con su nietecita
en un cielo tan bonito.
Y sus dos alas volaron
al final descanso eterno
generando un gran invierno
en los ojos que lloraron.
Hoy se encuentran descansando
abrazados en las nubes
donde todos los querubes
ya de amor los van colmando.
Adiós, adiós les decimos
al palomo y la paloma
y aunque el alma se desploma
a los tres los bendecimos.