Me iré sin más dolor que el de la desolación,
de la tristeza y la frustración,
me iré con la ilusión de un mejor amanecer
de ver entrar el sol por mi ventana con placer,
me iré con el llanto ahogado
como sólo lo puede callar el ser frustrado,
me iré con el corazón herido
como sólo lo puede herir un ser querido,
no es el humano imperfecto y torpe
el que susurra al lector enmudecido
es el alma corroída de decilución enorme,
aunque piensa cada vez como agoniza
ni imagina como el rencor se agudiza,
me iré sin más salida
que la que se abre a mis pies cada día.