Con frentes pectorales muy musculados, cascos pequeños y bien redondeados, densos y negros pelajes de crines infinitas, espalda, grupa corta y las mayores finezas paticortas... El pequeño piloso, único, ágil y vigoroso equino, reina en la infinitud y totalidad de libertinaje de vastos, altos y magnos valles de los macizos montañosos. Desde la cordillera cantábrica a la pirenaica y en las majadas de las sagradas montañas asturianas, desde la popular sierra del Sueve hasta Piloña... La montaña asturiana es montaña habitada por eternos ganaderos e indomable poni Astur, en la ilimitada lucha de la supervivencia a la extinción, de esta célebre y salvaje Celta antigua raza, soberbio orgullo del patrimonio natural Asturiano.
Aitor Duarte Fernández