Ángulos del juicio traspasaron;
a la blanda verdad tan destrozada.
¿Qué es? ¿Qué eres? Y no contesta nada.
Veredicto a castigo destinaron;
a la blanca bondad tan despreciada.
¡Matad! ¡Matad! Y en cruz molidas resignadas
estas virtudes encarnadas. Fin.
Lic. Isaías González Arroyo.