En las noches donde el sueño me cierra sus puertas
voy como un polizonte por los rincones del recuerdo
y asomo en algunas ventanas donde alguien sufre insomnio
y descubro que otros como yo también están despiertos.
En ese silencio carezco de voz y de movimiento
y aun así divago por algunos caminos y recodos
en puntillas para no alterar el profundo estanque
donde yace en letargo el universo de lo imaginado.
En los surcos de mis manos están atrincheradas
como guerreras esperando que se abra el día
todas las utopías que yo no creí imposibles
y también esta en un rincón la raíces de mi origen.
Ese es el libro que he escrito con la tinta de los días
con algunas confesiones que protejo con metáforas
y también a cielo abierto para que todos lo vean
las flores secas de algunos logros que no he germinado.
A veces vuelvo sobre mis pasos y recorro los pasillos
camino lento y busco por algún rincón que no he visto
si me he olvidado alguna alforja con pedazos de tiempo
pero nunca tu cara, porque a ti te llevo tatuado en mi cuerpo.