Seré esclavo de tu amor,
vendrá la sentencia: preso.
¿Qué has hecho alma mía por favor?
¡Le has robado un beso!
A mi favor, su correspondencia;
declarara mi ley en esta audiencia,
a prendarme de ti con tal demencia,
a ser tu reo de pasión sin la clemencia.
Y ¿qué harás oh tu corte del amor?
Si he hurtado su beso virgen cerezo.
Entonces, que sus labios me dictaminen prisionero
a su cárcel de amor, mi corazón preso. Fin.
Lic. Isaías González Arroyo