He llegado con los bolsillos rotos cargado de ilusiones vagas,
Me encuentro famélico, perdido,
¿ A dónde luego de esfumarse la esperanza?
Quien huyó antes que el Sol se posase entre las montañas,
He llegado harapiento, cansado,
De transitar por atajos que no conducen a nada,
Solo a estar en la presencia de mi ausencia,
Que deja ruinas en mi alma,
En silencio absoluto, sin decir una palabra.