Alguien tiene que decirle que pare, que deje de correr, que deje de robar, que deje de matar personajes.
Alguien tiene que decirle que eliminar el exterior no va a saciar su hambre, su sed, su euforia.
Nada es suficiente en un alma vacía, no hay una llave maestra que abra la caja de Pandora de ese podrido corazón. No hay juego final.
Hay instancias de placer que lo desconectan y, aun así, esa instancia se acaba y vuelve a jugar por el hambre.
Rebuscando en zonas oscuras, paseando por zonas peligrosas. El es el peligro.
No le creas, no le sigas, no le hables, que luego de comerse todo tu alma te matará, te eliminará, porqué así es. Saciaste su hambre, pero ahora quiere más.
Haceme caso, te lo digo yo, que lo conozco mejor que nadie a mi ambicioso corazón.