En ocasiones hablo mucho, pero no digo nada,
las personas a mí alrededor se llenan, yo me siento vacío.
Las palabras son punzadas para mí,
creo historias que nos son más que eso,
a veces me creo las cosas que digo,
a veces digo cosas que ni yo me creo.
Pierdo mi esencia, mi ser se diluye;
no soy el personaje de las historias que cuento,
ese es otro, alguien más apuesto, sociable, elocuente
experimentado, que siempre sabe que decir y que hacer
y agrada a las mujeres,
muy contrario a quien en verdad soy,
a quien cuenta esa historia.