Aún vivíamos,
sin darme cuenta estabas
y no sabía que partirías
aunque sospeché algo,
a pesar de todo creía que juntos regresaríamos a casa.
Aquí nos separamos:
a tí la vida te venció,
yo aprendí de la muerte
y me quedé atado a tu extrañar.
Continúo abrazando cada ausencia, besando los silencios,
esos recuerdos que te viven,
aquellos espacios cuando jugabas
a enseñarme a ser hombre.
Estás, sé que solo te escondes en el sueño
y me despierto con el ímpetu de verte,
y te veo, corro a tu tributo,
te mimo, te siento, te respiro
y es entonces el aire,
ese camino que estremece mi alma cuando evoco tu sonrisa,
cuando me hablas,
cuando todo no es hastío,
si no la paz que nos dejamos,
el paso a la vida.