Siempre que apareces,
es cuando el sol reluce,
la noche no te merece,
la luz del día, te seduce.
No cruzamos palabras,
ni miradas intencionadas,
ni una frase que se abra,
ni opiniones enfrentadas.
Mi guardián de los secretos,
un lugar ciertamente seguro,
nadie es, más discreto,
que mi yo, más oscuro.
Cuando la luz amanece,
eres la brújula que me guía,
en la oscuridad desapareces,
siendo plato de melancolía.
José Antonio Artés