Ábrase un Claro que un brillo atesora
espacio revelado a uno mismo
quien lo conoce, se inclina al atisbo
quien lo ignora, ligero
su peso aminora
La virtud que en un alma florece
no distingue entre devoto o hereje
la claridad reúne
al confesor y al oyente
convocando al Tercero
al eterno presente
Fundidos en uno
son la necesidad asistida
encendida la llama de escucha divina
uno se salta, expande y anima
y el encuentro es ofrenda
y la ofrenda es la vía
Cuando el prójimo nos reclama
ábrase una puerta de escucha
-florece un nuevo paraje-
quien puede ser cerca
emprende el virtuoso viaje;
En el que todo se ordena
en el que todo se anima
¡Alabado sea!
al que ora por hacerlo
¡Bendito sea!
al que reza sin saberlo